domingo, 20 de febrero de 2011

De por qué nunca aspiraría a la Presidencia de la Nación

   No es porque nunca me dediqué a la militancia. Ni porque nunca me afilié a un partido político. Ni siquiera porque no podría con la responsabilidad. Son cuestiones menores. Acá va la verdadera razón.
   Hace unos días me despertó el celular que se estaba quedando sin batería. Ese ruidito insoportable que hace un celular cuando se está quedando… en fin. Me levanté con el fin cargarlo y por supuesto no encontraba el cargador, de modo que (con el celular en la mano) empecé la búsqueda. Llegué al comedor y me di cuenta que habían quedado en la mesa cosas de la noche anterior, como vasos usados y botellas. Tiré el celular en el sillón y me dispuse a acomodar el comedor. Llevé los vasos a la cocina y vi que la cocina también era un quilombo, así que me puse a lavar platos. Pero entonces pensé “primero lo más importante” y volví al comedor a buscar las botellas para guardar en la heladera. Mientras hacía esto noté que me faltaba barrer el piso así que fui a buscar la escoba y cuando llegué al lavadero (donde guardo la escoba) me di cuenta que a la gata le faltaba comida y agua, y cuando fui a abrir el estante donde guardo el alimento balanceado vi que había una bolsa de piedritas así que preferí cambiarle el baño al pobre animal.
   Cuando terminé con eso decidí desayunar de una vez y después seguir con lo que me faltaba. Me hice un café con leche y pan con mermelada. Mientras tomaba el café con leche pensé que tenía que llamar a mi hermana y me pregunté dónde había dejado el celular. Guardé las cosas en la heladera y me dediqué a la búsqueda del celular. Encontré le cargador pero no el celular. Obvio que mientras buscaba me di cuenta que no había hecho la cama, y mientras hacía la cama vi que había ropa sucia en el piso, que llevé al lavadero para poner en el lavarropas, y una vez en el lavadero me di cuenta de nuevo que la gata no tenía comida y “puta, otra vez!” le puse comida a la gata y seguía sin encontrar el celular que empecé a buscar de nuevo… y me acordé que le faltaba agua… y entonces pensé que no había guardado las botellas y de golpe me acordé dónde había dejado el celular.

   Lo primero que pensé fue: yo como Presidenta iría a Salta a inaugurar un hospital y llevar un tomógrafo. De camino a Salta vería que en Córdoba hay que repavimentar la ruta 8 y construir una autopista, y ahí me acordaría que en Santa Fe pasa lo mismo así que me iría a Santa Fe… como sea, al finalizar mi mandato todavía estaría pensando dónde cuerno dejé el tomógrafo que estaba llevando a Salta.

   ¿Ven? Ese es el motivo por el cual no sería Presidenta. No hay otro. Y que tire la primera piedra aquel/la a quien esto no le pase, al menos, una vez al mes.

   Ah. Dos horas después, fui a buscar agua a la heladera. En la puerta, donde generalmente guardo el jugo, encontré (vacía y sucia) la taza del café con leche que había tomado a la mañana, con su respectiva cucharita. No pregunten.